Nadie habrá dejado de observar que con  frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo  recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca  paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta  que se repite en espiral o en  línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo  la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la  horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño  o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos  elementos, se sitúa un tanto más arriba y  adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que  cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o  pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer  piso.  
Las escaleras se suben de  frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente  incómodas. La actitud     natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin  esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver  los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando  lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar  esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo,     envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe  exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que  para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la  izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie  antes citado), y llevándola a la altura del     pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo  cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los  primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la  coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie  hace difícil la explicación. Cuídese     especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).   
Llegado en esta forma al segundo peldaño,  basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el  final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de  talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento  del     descenso.
domingo, 20 de febrero de 2011
Julio Cortázar - Instrucciones para subir una escalera
16:05
Taro en Maya
FIN



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